domingo, 13 de noviembre de 2016

Los frutos secos



Los frutos secos forman parte de la historia de la alimentación humana. Gracias a sus aportes energético y nutritivo, aún hoy forman parte de nuestra dieta. Su contenido nutritivo es, en gran parte, el responsable de la protección frente a las enfermedades cardiovasculares. En esta función juegan un papel importante las grasas que lo constituyen, dado que suelen tener un contenido en ácidos grasos saturados inferior al 10 % y son ricos en grasa insaturada (ácidos oleico y linoleico). Las avellanas, las almendras o los pistachos son ricos en ácidos grasos monoinsaturados, mientras que las nueces, además, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados.

Resultado de imagen de fotos frutos secosLos frutos secos presentan también otros rasgos nutritivos característicos. Tienen una concentración en proteínas elevada, una baja concentración de hidratos de carbono (con la excepción de la castaña), un contenido en fibra considerable (de 6-15 g/100 g de fruto seco) y,  además, presentan cantidades considerables de vitaminas, minerales y otros compuestos fitoquímicos con efectos saludables sobre nuestro organismo.

El efecto del consumo de frutos secos sobre la salud ha sido ampliamente estudiado. Los primeros estudios mostraron un marcado efecto de protección cardiovascular que investigaciones posteriores han corroborado, demostrando su poder hipocolesterolemiante y su efecto antioxidante en el organismo. En la actualidad se siguen investigando sus propiedades y ya hay en marcha ensayos que han comenzado a dilucidar sus efectos en la protección contra el cáncer y la diabetes.

Fuente:  Tratado de Nutrición (2010).  Prof. ángel Gil Hernández. Ed. Médica Panamericana (2ª Edición).

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