La cerveza es una bebida con mucha historia. Es
una bebida alcohólica no destilada, de baja graduación alcohólico y sabor generalmente amargo, elaborada a
partir de cereales (cebada y trigo fundamentalmente) malteados y fermentados
por levaduras. Desde un punto de vista nutricional, la cerveza es
una bebida saludable, ya sea con o sin alcohol. Eso sí, tenemos que consumirla
con moderación cuando optamos por beberla con alcohol y atender a los consumos
recomendados.
Las características de la cerveza, en cuanto a su composición, difieren de las del resto de bebidas. Su principal diferencia radica en su valor nutritivo. Se caracteriza por su contenido en
algunos nutrientes, como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico),
fibra y minerales (como calcio, potasio y magnesio). Así mismo contiene poco
sodio. Es una de las bebidas que contiene una mayor cantidad de ácido fólico,
con 15 microgramos/100 ml, cantidad muy superior a la que aporta la leche, las
infusiones o los zumos de algunas frutas. El ácido fólico es un nutriente
esencial para la vida celular que actúa en la prevención de la anemia y
es fundamental en la prevención de las malformaciones del tubo neural
en fetos.
En el mercado podemos encontrarnos dos tipos de
cervezas con contenido más bajo o casi nulo en alcohol: la cerveza sin
alcohol y la cerveza 0,0. En la cerveza sin alcohol, aunque tenga esta denominación, nos encontramos un contenido en alcohol que
oscila entre el 0.4 y 1 %, cantidad mucho menor que la que encontramos en una
cerveza normal (que suele ser del 5 % aproximadamente). La cerveza 0,0 (San
Miguel, Free-Damn, Buckler) también tiene algo de alcohol, aunque muy poco (no
superior al 0.05 %). La cerveza sin alcohol también es una fuente excelente de
las vitaminas anteriores.
Por su escaso contenido en sodio la cerveza sin
alcohol puede ser una opción muy recomendable para las personas hipertensas,
puesto que además proporciona una cantidad muy pequeña de calorías (tres veces
inferior a la de un refresco). Otra de sus características es su alto contenido
en agua (95 %), por lo que viene muy bien en la hidratación corporal,
especialmente en edades avanzadas. La Sociedad Española de Dietética Ciencias
de la Alimentación (SEDCA) incluye la cerveza, siempre consumida con moderación
y por adultos sanos, en el Libro Blanco de la hidratación como bebida hidratante
y de elección en nuestra dieta diaria.
En resumen, gracias a sus propiedades, la cerveza sin alcohol es una bebida estupenda para las personas que no pueden o no
quieren tomar alcohol, no quieren renunciar al sabor de la cerveza y quieren
beneficiarse de las propiedades nutritivas de este alimento. Respecto a la
cerveza con alcohol, tenemos que recordar que, según la bibliografía científica
internacional, el consumo moderado de cerveza no debe superar, aproximadamente,
los 600-700 ml (aproximadamente 3 cañas), siendo preferible consumirla
acompañada de alimentos sólidos (nuestras célebres “tapas”). Imaginaros si
además está bien fría y la tomamos en alguna terraza con buenos amigos.
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